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Construcción de cúpula nervada iraní

Prácticamente a la vez que habíamos comenzado a hacer la bóveda gótica, se comenzó a hacer una cúpula de nervios iraní.

Esta técnica tan novedosa para nosotros tiene, en realidad, muchos siglos de antigüedad y se caracteriza por la construcción de unos nervios en el suelo que, cuando están secos se pueden levantar y colocar verticales sobre los soportes de la cúpula.

En este caso hicimos una cúpula de seis nervios. Primero una media circunferencia y cuatro cuartos de circunferencia después que se apoyaban sobre la clave del primero.

Una vez colocados los nervios se empezó a llenar el espacio entre los mismos mediante tabicas intentando respetar la forma esférica y procurando que cada fila de nuevas tabicas fura a morir al nervio dejando unos centímetros por la parte inferior.

Al final se decidió dejar un óculo central para dejar que pasara la luz al interior y se pudieran hacer fotografías así de interesantes…

Construcción de bóveda tabicada gótica

Después de varias semanas de práctica haciendo diferentes tipos de arcos y las escaleras, nos sentíamos lo suficientemente capaces de aventurarnos en la construcción de una bóveda tabicada.

Lo primero fue hacer el replanteo en el suelo con cuerdas basándonos en los planos de Santiago. Luego montamos unas cimbras de cartón con forma de arcos de medio punto para sujetar los ladrillos que irían ubicados en las diagonales de la bóveda.

A continuación, realizamos cuatro soportes ubicados en los vértices del cuadrado.

Estos, debían ser pesados y robustos, ya que terminarían soportando, tanto el peso de bóveda, como sus empujes horizontales.

Más tarde se hicieron las cimbras para los arcos apuntados que irían en los lados del cuadrado. Esta parte nos costó un poco, ya que, al principio, fallamos en algunas medidas y tuvimos que arreglarlas sobre la marcha.

Una vez hechos los nervios de las diagonales y los lados tocaba rellenar de abajo a arriba todo el espacio entre ellos. El comienzo era lo más difícil, ya que teníamos que andar cortando los ladrillos o buscando trozos que encajaran entre sí como si fuera un puzle, ya que el espacio era demasiado reducido y no cabían ladrillos enteros.

Para tapar los huecos más altos nos subimos a la bóveda, ya que soportaba perfectamente nuestro peso, aunque no estuviera terminada. Lógicamente debíamos tener cuidado de pisar en los nervios que ya se habían secado de la semana anterior.

Finalmente pudimos utilizar la nueva bóveda como escenario de fotos bastante divertidas.

Y por último, pero no por ello, menos importante…

Es importante después de cada uso limpiar la zona de trabajo y los materiales. Ya que si no se hace, los que sean metálicos se oxidarán a mayor volocidad y los resíduos que queden en las artesas pueden estropear futuras mezclas de yeso.